HACHE MILTON

Un disco y un libro

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    • Surfers’ choice Dick Dale (1962) Acceder al disco en Spotify
    • Barbarian Days: A Surfing Life (William Finnegan). Penguin Books, 2016  Años salvajes (Libros del Asteroide) 2018. 

     

    Una guitarra con vibrato y un fuerte eco que parece emular el sonido de las olas del mar y una base de rock acelerado con una batería potente, una caja redoblando y un bajo firme. Todo esto es “Surfers’ Choice” y la música surf, un género que nos transporta a una playa y unas olas que rompen sobre la orilla. Para William Finnegan el surf no es solo deslizarse sobre el agua en una tabla a una enorme velocidad, es eso y mucho más, nadie ha descrito mejor que él este deporte, que es su pasión y forma de vida. En“Años salvajes” se narra una búsqueda incansable por encontrar la mejor ola por todo el mundo. El disco se convierte en la banda sonora perfecta de la novela, en su complemento. 

     

    La música surf se vino fraguando desde finales de los 1950 como una variante del rock and roll donde las guitarras eléctricas  son las protagonistas. Vivirá su mayor éxito a partir de 1962 hasta la british invasion y a este surf fundamentalmente instrumental seguirá un surf pop dominado por los Beach Boys. Surfers’ Choices (1962) es el álbum con el que se estrenan Dick Dale y los Del-Tone y el punto de arranque discográfico que sentará las bases de la música surf. Grabado en directo en el Rendezvous Ballroom, lo que sin duda le confiere un aire más inmediato y fresco, recoge el espíritu del primer rock and roll bailable como en el arranque de la cara A con “Surf Beat” que tiene un riff estupendo y una sección de vientos. Sigue la maravillosa Sloop John B, ampliamente conocida por la versión que hicieron los los “chicos de la playa” en Pet Sounds, esta versión de esta canción tradicional de Bahamas, viene servida por un colchón de violines y una voz dulce de Dale. Alternan tiempos rápidos instrumentales como "Take It Off",  "Shake 'n' Stomp" o “Let's Go Trippin” donde la guitarra y el saxofón asumen la melodía, por con otras cantadas más cercanas al rock a lo Buddy Holly con los coros de la banda como en "Night Owl", “Peppermint Mant o "Fanny Mae" ésta última con una estupenda armónica. También hay espacio para rythm and blues cercano a Bo Diddley donde la guitarra es la principal protagonista, como "Death of a Gremmie", que se acompaña de un piano y un saxofón o la fantástica  “Surfing Drums”, que cuenta con una parte cantada y, como no podría ser de otra forma, un estupendo solo de batería. Mención aparte merece  la famosísima"Misirlou Twist" el tema que utilizara Tarantino en Pulp Fiction, aquí en otra versión, supone el ejemplo clásico de guitarra de Dale con un ataque inigualable y una velocidad endiablada y unos arreglos maravilloso en la respuesta, Dale introduce la malagueña y otorga a la canción de un sabor exótico que hace una mezcla tremendamente original.

     

    Nada mejor que escuchar este disco mientras lees las precisas y contagiosas descripciones de William Finnegan en sus aventuras surfeando por todo el mundo. En un estilo narrativo cercano, muy ameno, en algunos momentos humorístico y absorbente, Finnegan te transmite la pasión por el deporte de la tabla sobre el mar, describe el respeto, el miedo y el placer, la razón que ha servido de eje y propulsor de la vida de este escritor norteamericano de nacimiento y universal en la búsqueda por la ola perfecta. 

     

    Finnegan comenzó a hacer surf de pequeño en California y Hawái en los años sesenta y una década más tarde, tras finalizar sus estudios universitarios, su pasión por este deporte le llevó a dejarlo todo y emprender un viaje iniciático por Samoa, Indonesia, Fiji, Java, Australia, Madeira y Sudáfrica. Un viaje, una búsqueda de la ola perfecta por todo el mundo, en ocasiones tan peligroso que le acerca a la muerte, pero que también se convierte en un diálogo con uno mismo, una búsqueda externa de la ola que también supone un viaje al interior, a la mejora y al progreso, al aprendizaje en el sufrimiento, la renuncia y el avance. Una narrativa ágil pero también poética y un relato entusiasta y arrebatado que nos transmite una pasión sin límites por el deporte y un modo de vida que transmite libertad. A pesar de ser un libro extenso, esta novela, que obtuvo en 2016 el Pulitzer, no nos cansa con sus minuciosas descripciones de olas, nos empuja e invade tanto como la resaca del mar, hacia su prosa y su mundo. 

     

    El propio Finnegan se declara en el libro un amante de la música, y así en su periodo en Hawái a mediados de los años sesenta muestra su simpatía por los Kinks o nos describe su amor por el “Brown Eyed Girl” de Van Morrison, pero como reconoce en esta entrevista en Pitchfork  la música surf, cuyo máximo representante fue DIck Dale también le sirvió de estímulo, con sus guitarra líquida y ritmos excitantes.

     

    Da igual que hayas practicado el surf alguna vez, el relato de Finnegan te atrapa igual que una gran novela de aventuras, como también lo hace la música de Dick Dale, que sin darte cuenta te hace marcar el paso o bailar al ritmo de esas guitarras fender que parecen cabalgar sobre las olas. 

     

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