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Los relatos de Lucia Berlin en uno de los libros imprescindibles de los últimos años como es “Manual para las mujeres de la limpieza” tienen la fuerza, la clase y la garra de las canciones que dejó grabadas la “Reina del Blues” o Queen D”, Dinah Wasinhgnton una de las mejores cantantes de jazz de la historia. Con unas vidas atormentadas en la que el alcohol y varios matrimonios, las obras de estas dos mujeres emergen y con los años crecen, se convierten hoy en imprescindibles.
Dinah Washington (1924-1963) es una de las cantantes más influyentes de la música del siglo XX. Tenía una una voz arenosa y aguda, pero a la vez dulce y con un sentido melódico fantástico, un fraseo y dicción únicos y un sentimiento que aunque parte del blues le llevaron a explorar diferentes estilos (blues, jazz, pop) demostrando una enorme versatilidad. Su vida acabó demasiado pronto, con 39 años fue encontrada muerta por su séptimo marido con una elevada dosis en sangre de alcohol y barbitúricos. Sus interpretaciones partían de una dureza exenta de sentimentalismo y con sentido del humor, para cantar al amor perdido, pero también reflejan el orgullo de la comunidad negra. Nacida en Alabama, se trasladó de niña a Chicago y comienza de joven a interpretar gospel al piano y voz, antes de cumplir los veinte años estuvo en la banda del gran vibrafonista Lionel Hampton, para posteriormente lanzarse en su carrera en solitario con los grandes del jazz y el blues de finales de los cuarenta y los años cincuenta, tanto en grandes bandas como en pequeños formatos (memorables sus discos con Clifford Brown, Cannonball Adderley, Ben Webster o Wynton Kelly). En 1959 graba este disco que supondría un hito en su carrera. La producción de “What a difference…” es abiertamente pop, con arreglos más convencionales con cuerdas y coros que no afectan a la potencia y emoción que transmite su voz. El repertorio contiene standards como “I remember you”, “Time after time” o “Cry me a river” y la canción que da título al disco que hoy día identificamos con la artista y que ha servido de sintonía de anuncios y programas y que la convirtieron en una estrella de la música pop de finales de los cincuenta.
Lucia Berlin (1936-2004) es una escritora de cuentos que se ha descubierto recientemente, convirtiéndose en superventas en los últimos años y sobre todo tras la publicación de “Manual de mujeres de la limpieza” en 2015. Nacida en Alaska, comenzó a publicar relativamente tarde, en 1981, a pesar de que sus primeros relatos fueron escritos en los años en los que Dinah triunfaba, solo se publicaron setenta y seis relatos a lo largo de su vida. Comparada con grandes cuentistas americanos como Heminway, Carver o Yates o mujeres como Munro o Paley, obtuvo en los noventa varios galardones, pero su éxito literario llegó tras una década después de su fallecimiento. “Manual para mujeres de la limpieza” es una recopilación de 43 relatos cortos. Durante su vida, en la que tuvo que alimentar a sus hijos sin ayuda, desarrolló muchos trabajos que inspiran estos relatos. Su estilo es sencillo, claro y directo con conversaciones ágiles pero con un acento lírico y con sentido del humor. Su prosa entronca también con algunos escritores beat y se asemejan a vuelos jazzísticos dentro de estructuras cercanas a Chéjov. Lo fascinante de esta recopilación de relatos es su variedad, desde relatos sombríos como “Coche eléctrico El Paso” o “Penas”, a otros en los que se mezcla el humor y la cotidianidad en situaciones complicadas como en “Mi primera desintoxicación o “Apuntes de la sala de urgencias 1977”, también algunos reflexivos sobre el paso del tiempo como “Hasta la vista”. En los relatos de Berlin encontramos a personajes maltratados por la vida, adictos al alcohol, a las drogas o enfermos, con unas enormes cargas que llevar, pero con ganas de seguir, con dignidad y valentía.
Ahora que se anuncia el inicio del rodaje de algunas de los cuentos de Berlin por Almodóvar, no sabemos si incluirá como fondo sonoro una voz que es tan emocionante y vital como las historias de la escritora. Las letras que nos canta Dinah nos llegan de una forma directa y sin filtros, como nos llegan las historias de esta gran cuentista.
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