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25 de junio de 2021
“Preparando esas viandas en vez de echarse un amante, así pasó la pobre abuela sus pocos años restantes” J. Santiago. Esta frase de “Fuagrás”, la canción que abre Ferpectamente, podría estar contenida en alguna de las cinco novelas de Torquemada, andanzas literarias del personaje que creó Benito Pérez Galdós, un usurero que asciende en la sociedad madrileña hasta llegar a ser marqués y senador. Tanto una como otra obra son ejemplos de un lenguaje castizo donde la ironía y el humor son protagonistas.
Ferpectamente es un debut singular de una de las bandas más importantes de la música popular española y el inicio de la carrera de uno de los autores con una voz más independiente y original: Josele Santiago. Grabado en los estudios Track de la capital con la producción de Paco Trinidad, los Enemigos entonces lo formaban Artemio Pérez a la batería, Michi González al bajo y el propio Josele Santiago a la guitarra. La portada y diseño de la carpeta es maravilloso, en la foto de la portada los tres miembros del grupo apoyados en la barra del Bar Velarde de Malasaña (donde se podía comprar el vinilo) miran hacia un lado mientras fuman o beben, el nombre del grupo aparece en tiza azul y debajo un porrón-guitarra, ideado por el propio Josele, que se convertiría en el emblema enemigo. En la contraportada el grupo aparece en otra imagen pidiendo algo al otro lado de la barra y los nombre de las canciones simulando las tapas o menú se un bar escrito a tiza.
El disco, que toma su nombre de una expresión de Obélix etílico, es un trabajo enormemente variado, cuenta con canciones del propio Josele, que desarorolla un estilo popular e irónico, sacando a relucir el humor negro en varias de ellas como en “Fuagrás” o “La paella” o “Dono mi cuerpo”. “Complejo”, una composición de Josele y Artemio es un rock pantanoso en la que Josele nos cuenta el complejo de inferioridad ante una chica de buena familia. Hay otras dos canciones cantadas por Artemio, la sin igual “Juan Valdés” o en algo así como francés “Gabrielle” . También hay espacio para versiones cantadas: “El tren de la costa” (de los Sírex y originariamente de Johnny Brunette, “Donde” (de Joe Tex) o varias canciones instrumentales como “El ataque de los hombre Buster”, “Plis Plis Mi” (esa castiza escritura del clásico de los Beatles), “Jacobo que te adobo”, “Velastrestrit bugui” o “Mátame camión”. La influencias de las canciones van del rock clásico, al surf, pasando por el garage, el blues, sonoridades latinas o rhythm & blues. También hay espacio para el blues acústico “Tengo una casa” que más de diez años después sería el origen de una película protagonizada por la musa indie de los 90 Silke. Musical y temáticamente encontramos una banda que mezcla humor, rock and roll que lo emparentan con los rockeros madrileños más asentados (Leño o Burning), pero también con otros grupos que empezaron en esos años a desarrollar un rock desenfadado y potente desde otra partes de España (Siniestro Total, Ilegales, Los Marañones, 091...). Supone un punto de inicio que luego se irá puliendo, el grupo abandonará su vertiente más cómica, aunque no la ironía, y endurecerá su sonido sobre todo a partir de “La vida mata” ya con Fino al bajo y Chema Pérez a la batería, desarrollando una de las propuestas más originales de la escena rock española y obras maestras como “La vida mata” o “Gas”. Pero eso es otra historia.
Galdós da en las Novelas de Torquemada su visión más cómica, sarcástica y libre de su literatura, se aleja de las novelas históricas (Los Episodios nacionales) o de realismo costumbrista (Tristana o Fortunata y Jacinta), pero permanece muy pegado a la realidad del Madrid que le adoptó (nació en las Palmas de Gran Canaria) que vivió y que hoy poco después de su segundo centenario, le sigue recordando. Las novelas nos muestran las andanzas de Francisco Torquemada (el apellido lo conecta con el famosos inquisidor del siglo XV) y a través de las cinco novelas nos lleva de la pena terrible que sufre con la muerte de su hijo Valentín (“monstruo de ojuelos de alimaña”) hasta el ascenso social tras casarse con una mujer, Fidela, de la clase aristocrática en decadencia. Este matrimonio le encadena a su familia política: su cuñada Cruz Águila, que se erige como el gran personaje que enfrenta a Torquemada y se convertirá en su tormento (en la cruz)o su también cuñado Rafael, un ciego que no consigue entender el ascenso social del usurero. Torquemada pasa de maltratar a sus clientes a sufrir un buen varapalo, primero al perder a su hijo y posteriormente viendo cómo su fortuna y todo lo que venía amasando avariciosamente se va dilapidando por la familia Águila. De esta forma, vivimos una suerte de vía crucis, un camino hacia la muerte en el que el protagonista se transforma en víctima. Galdós escribe estas obras en el marco de la Restauración, donde el cambio en la sociedad española y madrileña se produce rápidamente, desapareciendo una aristocracia y su lugar lo suple una nueva burguesía.
La prosa de Galdós es portentosa, el dominio del lenguaje y el desarrollo de los personajes es asombroso. La lectura se hace de lo más moderno y a pesar de los más de cien años transcurridos desde su publicación, sus descripciones suenan a actualidad. Las novelas beben del sainete pero también del esperpento valleinclanesco (treinta años antes de Luces de Bohemia) estirando la realidad y reformulándola. Los personajes, que en ocasiones aparecen caricaturizados y extremos y nos hace sentirnos lejanos y cercanos a ellos a la vez. Así por ejemplo, el propio Francisco de Torquemada, una especie de Jesús Gil y Gil del siglo XIX se nos muestra como un personaje antipático moralmente detestable pero que al que finalmente coges hasta cariño.
¿Qué he encontrado en común entre Ferpectamente y Las Novelas de Torquemada?
En ambas obras, separadas por un siglo, hay grandes ingredientes en común: el casticismo (las calles en las que vive Torquemada son las mismas por las que pasearán un siglo después los Enemigos), la caricaturesca forma de mostrar la realidad y por encima de todo el humor. Los personajes cantados por Josele son puras caricaturas de sainete más castizo y malasañero que bien podrían aparecer en las novelas de Galdós: Florinda, la abuela de “Fuagrás” o la chica bien de “Complejo”. Háganse un favor, lean, escuchen y rían con ellas.
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